segunda-feira, 28 de julho de 2008

Sonidos


¨No deja de maravillarme que el sonido sea una simple vibración del aire. Hoy lo damos todo por sentado, pero confesaré que no deja de sorprenderme que los humanos hayamos desarrolado tanto la facultad de crear sonidos, hasta el punto de convertirla en arte.
Hay sonidos que detesto profundamente. Número 1: despertador, porque me encanta dormir. Número 2: las en el patio de mi casa, en Montparnasse. Y algunos más, como la horrible música que escucha m vecino del piso de arriba. O el politono de los móviles.
Otros sonidos me encantan. El mar, por ejemplo. Y el sonido de la lluvia. El metro de París. El paisaje sonoro que descobrí en una iglesia griega. El ruido de alguien que prepara el café mientras yo sigo en la cama. Mi gato, intentando roer el suelo de madera de mi casa. Y, por supuesto, la música.
A los 13 años tuve una especie de revelación. Descobrí a los Beatles a través de la canción A Day in the Life. Cuando empezó a sonar fue como se todo se parara. Pensé qe era alucinante que existiera algo que fuera capaz de producirme esta sensación estética y emocional, la más intensa que había vivido hasta entoces.
Ya en París, descobrí el ¨sampling¨. Pero pronto cansé de ¨robar¨sonidos de los demás y quise crear sonidos orgánicos, produciéndolos con instrumentos reales yuniéndole en bucle. Recuperé la guitarra acústica de mi adolescencia y la flauta dulce de madera que me obligaban a tocar en la escuela. Encontré un violoncelo tirado de precio y un ¨glockenspiel¨. Aprendí a tocar el clarinete por mi cuenta. Y tomé clases de viola de gamba. También aprendí a tocar el carrillón y la espineta, así como instrumentos menos convencionales, como vasos de cristal llenos de agua.
Hoy vivo rodeada de sonidos. Y he descubierto que el silencio es tan importante como la música. En general, mu gusta la idea de ralentizarel ritmo de las cosas. La repetición de un gesto hasta alcanzar la perfección es mucho más importante que hacer mil cosas a la vez a mayor velocidad posible. Y los sonidos pueden ayudar a tomar el ritmo adecuado. ¨
Texto revista LING, una entrevista con Colleen, una multiinstrumentalista de París.

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