quarta-feira, 16 de julho de 2008

El marruecos catalán



Son cinco de la madrugada y el despertador de Nelod Yebne ya empezó a sonar. El marroquí de 29 años no tarda en tragar rápidamente su taza de té para llegar a tiempo al consulado Marroquí, en Barcelona. ¨Tengo que estar en la cola a la seis y media de la mañana, ya que abren a las nueve¨, cuenta ya en frente al consulado, fregando los ojos rojizos de sueño. Nelod es uno entre los cerca de 100 marroquís que se presentan todos los días al consulado, donde por esto motivo se hace por las mañanas un larga cola más allá de la esquina de calle Rocafort con Diputació, en el barrio del Eixample . Sin embargo, la mayoría de estos inmigrantes y residentes tendrán que volver un par de veces más a esta institución, a causa de la burocracia que les persigue desde Marruecos hasta España.
El Consulado General del Reino de Marruecos en Barcelona representa los inmigrantes que viven en Catalunya y también los de otras partes de España. ¨Hacemos los procedimientos para legalización de toda la documentación marroquí en el país, como actualización de libros de familia, NIEs e pasaportes¨, explica Abedekkatif Defuf, jefe del departamento financiero del Consulado. ¨Lo que no hacemos es legalizar una persona en España o cambiar el tipo de visado que el proprio gobierno Español concedió al inmigrante. Eso ya es como el consulado de España en Marruecos y desgraciadamente no podemos interferir¨, explica.
Los visados no pueden ser cambiados en territorio Español. Hay que volver al país de origen para convertirlos en visado de trabajo o permanencia, lo que acaba por dificultar la vida de muchos inmigrantes marroquís que terminan por quedarse ilegalmente en el país.
Son más de 600.000 marroquís que hoy disponen de tarjeta de residencia en España, según el último censo oficial hecho público en junio de este año. De ellos, cerca de 2% viven en Barcelona. Sin embargo, de acuerdo con algunas ONGs habría que añadir entre 200 y 300.000 personas que se encuentran en situación irregular, reforzando su primera posición como comunidad extranjera en el país.
Lo que las autoridades españolas y marroquíes intentan en este momento es bajar este número de inmigrantes ilegales a través de una estrategia nacional de lucha contra la inmigración ilegal. De acuerdo con el informe presentado en la reunión de los países del Mediterráneo (Euromed) el pasado mes de noviembre, la inmigración irregular desde Marruecos a España ha bajado un 17 por ciento entre enero y octubre de 2007 en comparación con el mismo periodo en 2006, lo que ya se considera en partes una victoria.
Estos programas se dividen primordialmente en cuatro. La creación de un grupo de trabajo sobre materias de migración y el mercado de trabajo; la promoción de cursos de formación profesional y lingüística para los inmigrantes, tanto en el país de origen como en el de destino; y la realización de campañas de información sobre oportunidades de trabajo y canales legales de inmigración dirigidas a los potenciales inmigrantes.
El control de esta salida masiva hacia los países vecinos, como España, es una de las premisas del gobierno marroquí, que considera este movimiento una “verdadera amenaza¨ para la comunidad internacional, según el ministro marroquí de Empleo y Formación profesional, Yamal Aghmani. Estos inmigrantes ilegales acaban, entre otras cosas, por dificultar muchos acuerdos para la quiebra de estas barreras humanas que hoy sostienen muchos países ricos hacia países de tercer mundo. Lo que se intenta con tales programas es una cooperación basada “en el principio de solidaridad” y que “aborda también las causas económicas, sociales y de seguridad”, destacó.


El día siguiente


¨El despertador no sonó, me desperté a las seis. Probablemente no lograré en hacer los trámites más una vez¨, cuenta Nelod Yebne buscando un sitio en la larga cola por la tercera vez esta semana. Más una mañana en el consulado, más un día con retraso en el trabajo. ¨Está muy mal llegar con retraso en el trabajo. Pero, ¿Qué puedo hacer? ¨ dice este empleado de la General Motors desde hace 11 años.
Sin embargo, diferente de muchos inmigrantes, Nelod no ha venido al consulado a causa de un pasaporte perdido o vencido o hasta a causa de alguna documentación irregular. ¨Apenas acabo de tener una hija y he venido a poner su nombre en el libro familiar. Estoy muy orgulloso, es la parte catalán de mi mujer y mía¨, cuenta con una sonrisa larga. Las puertas del consulado se abren. Nelod entra deprisa y coge un buen sitio entre la muchedumbre que se acumula en frente a la cabina de información. Ya los que llegaron después de Nelod no conseguirán ser atendidos hoy. ¨Lo siento¨, dice el vigilante a los que tendrán que volver más temprano la próxima vez. Con caras fastidiadas los inmigrantes acaban dejando la puerta del consulado y siguiendo rumo a sus trabajos. Quien sabe mañana tendrán más suerte.

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