quarta-feira, 16 de julho de 2008

La ficha policial de un pedófilo

La vergüenza. Este sentimiento acompaña a muchos de los que llegan a juicios por delitos de todas las procedencias. En el caso de Ramón no sería diferente, sino peor. El muchacho mayor de edad fue acusado de compartir con otros usuarios de internet contenidos pedófilos, como fotografías y videos de menores, algunos con edad inferior a 13 años, donde aparecían posando y teniendo relaciones sexuales con otros menores y también con personas adultas. Un caso grave donde la acusación pedía al tribunal cinco años de prisión.
El hecho ocurrió en 2005, cuando la policía invadió la casa de Ramón aprehendiendo su ordenador y el disco duro que contenían cerca de 190 imágenes de menores en situaciones sexuales. Desde ahí, a más de 2 años, el muchacho de la ciudad de Sabadell sigue en libertad condicional esperando el día de defenderse ante la audiencia de Barcelona.
Con una mirada llena de vergüenza el hombre con cerca de 30 años llega al Palacio de Justicia el miércoles, 28 de noviembre, con dos familiares que se comportaban como sus guardaespaldas. El juicio puso en marcha y con eso otras versiones del caso empiezan a aparecer. Lo que hacía Ramón en realidad era bajar fotos de contenido pedófilo, pero no las reenviaba a terceros. A través del programa emule el joven bajaba películas, músicas y artigos, algunos de ellos con contenidos sexuales. Sin embargo la gran mayoría eran grabaciones de documentales y largo-metrajes sobre todos los asuntos. Los contenidos de las carpetas que existían en su ordenador y el nombre del archivo que bajaba (más de 200 fotos de lolitas de 12 a 18 años. erpibe. folladas. masturbaciones, chupando. pedo. pedofilia) no dejan dudas de que su intención, sin embargo el proprio acusado afirma no tener idea del problema que le causaría. ¨Lo hizo por un instinto sexual. Un instinto equivocado, pero no con la intención de divulgar por la red este tipo de contenido¨, argumenta el abogado de defesa Perez Mongada. El tribunal y sus presentes escuchan con cuidado a los deposiciones de 3 agentes del los Mossos d´Esquadra que realizaron la aprehensión del material en la casa de Ramón. Con ellas la situación parece aclararse dando indicios de que realmente la intención de comercio de este material no existía, lo que baja la pena del delito para dos años. Sin embargo faltaba informaciones técnicas del funcionamiento del programa emule y del real contenido del disco duro del muchacho catalán. ¨cuando se baja un archivo de emule, este automáticamente va para una carpeta compartida, por defecto del programa. Esto no quiere decir que el acusado quería compartir el contenido. Pero si que se compraba que el es consumidor de tales videos ilegales¨, cuenta Pablo Etxaburu, miembro de la parte de informática de la policía científica.
El acusado permanecía con la mirada fija hacia abajo. Con las mejillas rojas y el cuerpo notablemente temblando, se encoje en su sitio como quien busca un escondite o una forma de desaparecer del incomodo sitio donde ello mismo se había puesto. Después de algunos minutos explicando el funcionamiento de tal herramienta al Juez, la policía deja la sala. ¨¿Una última declaración, Señor Ramón? Pregunta la autoridad judiciaria. ¨Si. Me gustaría decir que el hecho, por supuesto, no puedo negarlo ni cambiarlo, sin embargo lo que no sabía era de la gravedad de lo que pasaba al bajar tales archivos. No tenía ni idea de lo que me pasaría a causa de eso ¨, dice Ramón.
Juicio terminado. Las autoridades tienen cinco días para publicar el veredicto que el acusado espera desde febrero de 2005. De su culpa no ha dudas, pero ¿Sería necesario poner esta persona en una prisión por el ocurrido? Las opiniones se dividen. Por un lado, hay los que creen que aún que el tipo merezca una punición, cárcel ya sería algo demasiado fuerte. Otros que acreditan que mismo sin haber compartido el archivo el hecho de consumir tales imágenes ya es motivo suficiente para encerrarlo con otros pedófilos. ¨
En definitiva, aún que no va a la cárcel la vergüenza ante su familia y la huella que se quedará en sí mismo y en su ficha policial no se borrará¨, comenta un policía que acompañaba los testigos. De hecho, eso no hay como negar.

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